viernes, 21 de febrero de 2014

¡Dios, hablame en el silencio!

Querido Dios:

Habla suavemente en mi silencio
Mientras los fuertes ruidos exteriores de mi entorno y los fuertes ruidos interiores de mis temores sigan manteniéndome lejos de ti, ayúdame a confiar en que aún estás allí, incluso cuando yo no pueda oírte.
Dame oídos para escuchar tu suave vocecita diciendo:
“Ven a mí tú que estás agobiado, y yo te daré descanso…pues soy amable y humilde de corazón.” Deja que esta hermosa voz me guíe.
Amén


(Fuente: “Con las manos abiertas” Henri Nouwen)


REFLEXIONO:
¿Por qué yo evito el silencio?


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