¿Qué caracteriza a la verdadera oración del corazón?

La verdadera oración del corazón es despojarnos de nosotros mismos, es estar allí para dar al Señor lo mejor de nosotros mismos, en la medida en que seamos capaces de hacerlo.

“María ha creído en el misterio del sufrimiento de su (hijo) Jesús y quiere estar con él, quiere vivir este misterio con él, no quiere huir. Está allí y dice: ‘Junto a ti e ofrezco al Padre para la salvación del mundo’, porque ha descubierto que en el misterio del sufrimiento hay fecundidad”(Jean Vanier)

La oración del corazón es este estar allí, amando con él, por él y en él; dando a todos con él, por él y en él; ayudando a todos con él, por él y en él.

La oración del corazón tiene necesidad, en determinado momento, de llegar hasta tantas personas y trata de ser un grito de amor para quien no sabe amar, un grito de gratitud para quien no sabe agradecer, un grito

implorante para quien no sabe implorar.

La oración del corazón debe convertirse en una inmolación por los demás, es decir, tiene que convertirse totalmente en amor a Dios y en amor a los hermanos.

Son tres los signos que caracterizan la verdadera oración del corazón:

1. Que sea amor y no búsqueda de gratificaciones.
2. Que estemos bien en presencia de Dios, alejados de todo otro pensamiento y divagación.
3. Que Dios sea el verdadero centro de nuestra oración.

Cuando se dan juntas estas tres condiciones, estamos en la auténtica oración del corazón…