El 1 de noviembre la Iglesia celebra la Solemnidad de todos los Santos, quiere poner el acento
en la plenitud a la que todos estamos llamados, ser santos es vivir la
felicidad de la gracia, confiados en Dios, en su amor y misericordia.
¿Quiénes son los
santos?
Son hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos
que han vivido de manera tal que en torno a ellos -e incluso más allá del
ámbito en el que han vivido- se ha diseminado una verdadera fama de santidad.
También están los que han muerto mártires, es decir, como testigos de la FE,
entregando su vida y perdonando a quienes, por odio a Cristo o a sus
enseñanzas, los han asesinado. Todos ellos, así como antes de su entrada
definitiva en la Vida Eterna, oraban intercediendo por los hombres y mujeres
que les habían sido confiados, ahora –por Cristo, con él y en él- interceden de
modo especialísimo por todos nosotros, al estar unidos -inseparablemente- a
Dios.
¿Por qué los
recordamos el 1 de noviembre?
En la Iglesia celebramos durante el año litúrgico a
muchos santos que ofrecen un hermoso testimonio de fidelidad al “Proyecto del
Reino” y que por lo tanto son dignos de imitar, pero el 1 de noviembre
recordamos también a todos esos hombres y mujeres que vivieron la santidad y
permanecen en el anonimato, sólo conocidos por Dios.
Pensemos cuántos de nuestros conocidos y seres queridos no
llevaron una vida de santidad, a cuántos de ellos no recordamos por sus actos
de caridad, generosidad, solidaridad y amor por los demás. Si tuviésemos que
contar anécdotas serían muchas las que nos quedarían en el tintero, y es que
Dios quiere que todos seamos santos, esta es nuestra vocación de cristianos, de
hijos de Dios, pero a veces se nos olvida que fuimos creados para el amor, para
amar y dejarnos amar por Él.
¿Querés vivir éste
día de manera diferente?
Te proponemos vivir éste día con actitud reflexiva e
introspectiva, y hacer lo siguiente:
1- Lee los textos bíblicos que nos propone la Iglesia
para ésta celebración y ora con ellos, deja que Dios te hable, interpele,
cuestione, enseñe…
2- Elegí un santo al que admires y quieras y pensá en
cuál de sus virtudes estás necesitando para mejorar tu vida.
3- Pensá en una persona que ya ha partido al cielo y que
ha sido un ejemplo de santidad para vos y respondé las siguientes preguntas:
a-¿Por qué quiso Dios que esa
persona fuera parte de tu vida?
b-¿Cuántas de sus virtudes
recuerdas y cuál ha sido la que más admiraste de su persona?
c-Si hoy tuvieras oportunidad
de reencontrarte con esa persona ¿qué datos le pedirías sobre lo que conoce del
cielo?
4-Participá de la Eucaristía de hoy para entrar en
comunión con todos los santos y pediles que intercedan por las necesidades del
mundo (Paz en los países en conflicto, cuidado de la naturaleza, solución a
problemas económicos, paz en los corazones, etc)
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