Hay Santos para todos los gustos, patrones para todas las
profesiones, pero faltaba un Santo patrono de Internet. Este sábado, CarloAcutis fue declarado beato en Asís, su “lugar favorito en el mundo”. Un chico
normal, con sus defectos y virtudes, que luchó por colocar a Dios en primer lugar
y que usó internet para evangelizar. Antonia Salzano, madre de Carlo, abre su
corazón sobre aquello que más le impactó de su hijo, y su gran amor a la
Eucaristía. Amor que le llevó a pasar horas y horas de trabajo de investigación
para crear una página web y una exposición con los principales milagros
eucarísticos que, hoy todavía sigue siendo visitada por miles de personas de
todo el mundo. Y no es para menos, como él decía, “La Eucaristía es mi
autopista hacia el cielo”.
“Carlo fue mi salvación”, revela su madre. El amor
apasionado que su hijo sentía por Jesús, llevó a que esta mujer, joven,
exitosa, de una familia intelectual y alejada de la fe, se cuestionara su forma
de vivir. Había ido tres veces a Misa en su vida: su Bautismo, su primera
Comunión y la boda. Hasta que el pequeño Carlo, de cuatro años, la llevó a
“entrar en las iglesias para decirle ‘hola’ y mandarle ‘besos’ a Jesús en la
Cruz”. Se apuntó a unas clases de teología para responder a las miles de
preguntas de su inquieto hijo y poco a poco tuvo una conversión. Habría que
matizar aquí que fue su niñera polaca, Beata, quien le habló primero de Dios.
Quizá fue ella la responsable de todo.
La piedad del pequeño no hacía más que crecer y a los 7 años
recibió su primera comunión en el silencio del monasterio de Bernaga en Perego,
para evitar distracciones. Desde entonces, Carlo asistía a Misa diaria,
rezaba el Rosario y dedicaba un rato de adoración antes o después de la
Eucaristía. “No hablo con palabras, solo me recuesto sobre su pecho, como San
Juan en la Cena”, así describía su forma de orar.
Hoy, Carlo sigue evangelizando a la familia. Antonia tuvo
mellizos en 2010, Francesca y Michele, cuando ya había cumplido 44 años, cuatro
años después de la muerte de su hijo. Los mellizos siempre han escuchado hablar
de su hermano, así que para ellos es natural tener un Santo en la familia. “Son
niños muy devotos y aunque se pelean por ver quien reza el rosario, son muy
especiales. Estoy segura de que Carlo está intercediendo por ellos desde el cielo”
dice su madre.
Su gran amor por la Eucaristía
La Feria de Rimini, el mayor evento cultural católico
italiano, organizado por Comunión y Liberación, con una masiva participación de
jóvenes, fue donde Carlo se inspiró para su gran proyecto. En este festival de
exposiciones y encuentros que profundizan sobre la sociedad, la cultura y la
fe, nace en Carlo el deseo de crear una exposición sobre los distintos milagros
eucarísticos que tuvieron lugar en la historia. Su trabajo de investigación,
que comenzó cuando tan solo tenía 11 años, dio como resultado una obra que
explica los hechos milagrosos en torno a la Eucaristía en 20 países, con 160
paneles que pueden descargarse de Internet en su web http://www.miracolieucaristici.org y
que han recorrido más de 10.000 parroquias en todo el mundo. Su madre no oculta
su emoción al contar lo impresionante que era “ver a un niño tan joven pasar
horas y horas trabajando con el ordenador en vez de jugar a los videojuegos o
con sus amigos. Quería que todos amasen a Dios y comprendieran que “la
Eucaristía es lo más increíble que hay en el mundo”. Y más que impresionante,
porque para su obra agotó 3 ordenadores y pidió a sus padres acompañarle por un
viaje por toda Italia y parte de Europa para recabar material
fotográfico.
Las luchas de Carlo
Carlo era un poco “glotón y goloso, porque le encantaba comer Nutella y helados” dice su madre entre risas, porque cuando se le pregunta sobre Carlo, tiene muchísimas anécdotas que contar. Recuerda que hubo un momento que comer tanto hizo que ganara eso y engordó, lo que le llevó a adquirir un sentido
del equilibrio y luchó por la virtud de la templanza. Le habían regalado un diario que utilizó para su mejora personal, colocando notas por su comportamiento, por ejemplo, “cómo me comporto con mis padres, compañeros y profesores”. Esto demuestra “la lucha que tuvo consigo mismo, era muy estricto y no dejaba pasar ni una” dice Antonia, mezclando italiano, español e inglés. Carlo tenía también detalles con las señoras que venían a limpiar la casa. Algunos de los cuales están grabados en la memoria de Antonia: “A pesar de que era su trabajo, a Carlo no le parecía bien que tuvieran que recoger su desorden. Intentaba despertarse un poco antes para tener la habitación limpia y hacer la cama”. La revista Huellas recoge el testimonio de uno de los empleados del hogar: “Rajesh era hindú. Entre él y Carlo nació una profunda amistad, hasta el punto de que Rajesh se convirtió y pidió recibir los sacramentos. Cuenta Rajesh que: «Me decía que sería más feliz si me acercaba a Jesús. Pedí el Bautismo cristiano porque él me contagió y cautivó con su profunda fe, su caridad y su pureza. Siempre le consideré como alguien fuera de lo normal, porque un chico tan joven, tan guapo y tan rico normalmente prefiere llevar una vida distinta».Cosas sencillas, pequeños detalles que mejoraban la vida de
los demás. En este sentido, su madre cuenta impresionada la “caridad y la
generosidad que Carlo tenía con todos” que es lo que contesta cuando se le
pregunta sobre lo que más le impactaba de su hijo. Con sus primeros ahorros le
compró un saco de dormir a un mendigo que siempre veía camino de Misa. En su
cuaderno de apuntes personales escribió: “La tristeza es dirigir la mirada
hacia uno mismo, la felicidad es dirigir la mirada hacia Dios. La conversión no
es otra cosa que desviar la mirada desde abajo hacia lo alto. Basta un simple
movimiento de ojos”.
Paralela a la gran labor entre sus compañeros, Carlo también
tenía que luchar por una tendencia natural a hacer “el payaso” y hacer reír a
la clase, incluso a sus profesores. Pero se daba cuenta que molestaba, de modo
que se esforzó en mejorar en este aspecto también. Solía decir: “De qué sirve
ganar 1.000 batallas si no puedes vencer tus propias pasiones. La verdadera
batalla tiene lugar dentro de nosotros mismos.”
Sobre el tema de la castidad, la madre cuenta como Carlo
“tenía muchas chicas que estaban enamoradas de él: era un joven guapo, rico y
con éxito. No le hubiese sido difícil tener muchas novias si hubiese querido”.
Pero era consciente de la “gran dignidad de cada ser humano y de que cada
persona refleja la luz de Dios”. Estaba verdaderamente convencido de que “el
cuerpo es templo del Espíritu Santo”. En esa línea tenía claro, reflexiona
Antonia, “que la sexualidad era algo muy especial y que tenía que ser para el
propósito que Dios la había creado”. Así que solía hablar con sus compañeros de
clase y los animaba a la castidad. Le dolía mucho ver cómo los jóvenes usaban
la pornografía para su propio placer, lo que era una falta de caridad y de
alguna manera, “era traicionar el proyecto que Dios tenía para ellos”. Su madre
explica que Carlo se confesaba con frecuencia, ya que “igual que para viajar en
globo hay que descargar peso, también el alma para elevarse al Cielo necesita
quitarse de encima esos pequeños pesos que son los pecados
veniales”.
Un milenial muy Santo
“Hay algo muy oscuro de Internet que puede ser transformado
si la tecnología es usada para un buen propósito” dice Antonia, “Carlo lo hizo
para evangelizar y es un gran signo de esperanza”. No puede más que
enorgullecerse de la gran labor que hizo su hijo con la tecnología y por ser
ejemplo para tantos jóvenes de su generación. Carlo les decía a sus amigos que
para ellos también había “un propósito especial de Dios desde la Eternidad”. Y
que ellos también pueden hacer mucho más de lo que él hizo, “pueden ser Santos,
lo importante es quererlo”, les decía.
El Papa Francisco habla del futuro beato en su exhortación
apostólica “Christus Vivit”. En este documento, publicado tras el sínodo de los
Obispos que tuvo como eje central a los jóvenes, su Santidad menciona el riesgo
del mundo digital que puede colocar a los jóvenes “en el riesgo del ensimismamiento,
aislamiento o del placer vacío”. En ese sentido, cita a un joven “creativo y
genial”, el venerable Carlos Acutis, quien “sabía muy bien que esos mecanismos
de la comunicación, de la publicidad y de las redes sociales pueden ser
utilizados para volvernos seres adormecidos, dependientes del consumo u
obsesionados con el tiempo libre”. En cambio, él fue capaz de usar las “nuevas
técnicas de comunicación para transmitir el Evangelio y para comunicar valores
y belleza”.
El Papa Francisco alaba en ese sentido al nuevo beato que
“no cayó en la trampa. Veía a muchos jóvenes que terminan siendo más de lo
mismo, corriendo detrás de lo que les imponen los poderosos a través de
mecanismos de consumo y atontamiento. De ese modo, no dejan brotar los dones
que el Señor les ha dado”. Y efectivamente, Carlo decía refiriéndose a esto que
“todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”.
Inesperadamente…
Verano de 2006 y Carlo le pregunta a su madre: “¿Crees que
debo ser sacerdote?” Ella le responde: “Lo irás viendo tú solo, Dios te lo irá
revelando”. Ese comienzo de curso no se encontraba bien… parecía una gripe
normal. Nadie se lo esperaba. Al entrar en el hospital, confió a su madre: “De
aquí ya no salgo”. Efectivamente, se le diagnosticó una de las peores
leucemias, de tipo M3. Diría a sus padres: “Ofrezco al Señor los sufrimientos
que tendré que padecer por el Papa y por la Iglesia, para no tener que estar en
el Purgatorio y poder ir directo al cielo”. Pidió la Unción de Enfermos y murió
el 12 de octubre. En el funeral no cabía nadie más: muchas personas que la
familia no había visto en la vida. Y es que Carlo, a escondidas, había ayudado
a un innumerable número de almas, como inmigrantes y personas sin techo en la
calle, con quienes compartía su comida. ¡En el funeral había muchísimas
personas sin recursos! “Un montón de gente me hablaba de Carlo, y yo no sabía
nada. Me daban testimonio de la vida de mi hijo, y yo me sentía huérfana”,
confiesa Antonia.
El milagro
“¡Quiero parar de vomitar!”. La petición de un niño
brasileño de seis años que debido a una malformación no podía dejar de vomitar
y su total e inexplicable curación, en el momento de hacer la oración al
venerable Carlos Acutis es considerado milagro suficiente para que el venerable
pase a la fase II, la beatificación. El 18 de octubre de 2019, el equipo
técnico de médicos de la Congregación para la Causa de los Santos recibió el
dossier del presunto milagro acaecido en Brasil. El 14 de noviembre de 2019,
dio un dictamen positivo.
Los hechos tuvieron lugar el 12 de octubre de 2010 en la
capilla de Nuestra Señora Aparecida de Campo Grande, Brasil. Exactamente cuatro
años después de la muerte de Carlo. Un niño que sufría un páncreas anular se
acercó a besar una reliquia del futuro beato. El Padre Tenorio, vice postulador
de la Causa de Carlos Acutis señaló que “la enfermedad causaba que el niño
vomitara todo el tiempo, lo que le debilitaba mucho puesto que todo lo que
comía lo devolvía”. En la fila para la bendición de la reliquia, el niño
le preguntó al abuelo lo que debía pedir a lo que éste contestó: “dejar de
vomitar”. Desde ese momento ya no vomitó más y las pruebas médicas demostraron
que estaba completamente curado.
Monseñor Ennio Apeciti, responsable de la Oficina para las
Causas de los Santos de la Archidiócesis de Milán, dijo: “su fama de Santidad
se ha difundido por todo el mundo, de forma misteriosa, como si Alguien
quisiera darlo a conocer. En torno a su vida ha sucedido algo grande, frente a
lo cual me arrodillo”. “Está siendo sacerdote desde el cielo”, dice su madre,
“él, que no conseguía entender por qué los estadios estaban llenos de gente y
las iglesias vacías, repetía: ‘tienen que ver, tienen que entender’”.
Carlo Acutis fallece a tan sólo 15 años de edad a causa de
una leucemia fulminante, dejando en la memoria de todos los que le han conocido
un gran vacío y una profunda admiración por el que ha sido su breve y a la vez
intenso testimonio de vida auténticamente cristiano. Desde que recibió la
Primera Comunión a los 7 años de edad nunca ha faltado a la cita cotidiana con
la Santa Misa. Siempre, antes o después de la celebración eucarística, se
quedaba delante del Sagrario para adorar al Señor realmente presente en el Santísimo
Sacramento. La Virgen era su gran confidente y nunca dejaba de honrarla rezando
cada día el Santo Rosario. La modernidad y la actualidad de Carlo conjugan
perfectamente con su profunda vida eucarística y devoción mariana, que han
contribuido a que llegase a ser un chico muy especial al que todos admiraban y
amaban. Citando las palabras de Carlo: “Nuestra meta debe ser el infinito, no
lo finito. El Infinito es nuestra Patria. Desde siempre el Cielo nos espera”.
Suya es la frase: “Todos nacen como originales pero muchos mueren como
fotocopias”. Para dirigirse hacia esta Meta y no “morir como fotocopias” Carlo
decía que nuestra Brújula tiene que ser la Palabra de Dios, con la que tenemos
que confrontarnos constantemente. Pero para una Meta tan alta hacen falta
Medios muy especiales: los Sacramentos y la oración. En especial, Carlo situaba
en el centro de su vida el Sacramento de la Eucaristía que llamaba “mi
autopista hacia el Cielo”. Carlo estaba muy dotado para todo lo que está
relacionado con el mundo de la informática, hasta tal punto que tanto sus
amigos como los adultos licenciados en ingeniería informática lo consideraban
un genio. Todos se quedaban maravillados por su capacidad de entender los
secretos que oculta la informática y a los que sólo tienen acceso quienes han
realizado estudios universitarios. Los intereses de Carlo abarcaban desde la
programación de ordenadores, pasando por el montaje de películas, la creación
de sitios web, hasta los boletines, de los que se ocupaba también de la redacción
y la maquetación, y el voluntariado con los más necesitados, con los niños y
con los ancianos. Resumiendo, era un misterio este joven fiel de la Diócesis de
Milán, que antes de morir ha sido capaz de ofrecer su sufrimiento por el Papa y
por la Iglesia. “Estar siempre unido a Jesús, ese es mi proyecto de vida”. Con
estas pocas palabras Carlo Acutis, el chico que murió de leucemia, traza el
rasgo distintivo de su breve existencia: vivir con Jesús, para Jesús, en Jesús.
(…) “Estoy contento de morir porque he vivido mi vida sin malgastar ni un solo
minuto de ella en cosas que no le gustan a Dios”. Carlo también nos pide a
nosotros lo mismo: nos pide que contemos el Evangelio con nuestra vida para que
cada uno de nosotros pueda ser un faro que ilumine el camino de los demás. - 2
- Del Prólogo del Cardenal Angelo Comastri Un adolescente de nuestro tiempo
como muchos otros, comprometido en el colegio, con los amigos, un gran experto,
para su edad, en ordenadores. En todo esto se ha integrado su encuentro con Jesucristo.
Carlo Acutis llega a ser un testigo del Resucitado, se encomienda a la Virgen
María, vive la vida de gracia y les cuenta a sus coetáneos la impresionante
experiencia con Dios. Se nutre a diario de la Eucaristía, participa con fervor
en la Santa Misa, pasa horas y horas ante el Santísimo Sacramento. Su
experiencia y su madurez cristiana atestiguan hasta qué punto son ciertas las
indicaciones del Santo Padre Benedicto XVI en la Exhortación Apostólica
Sacramentum Caritatis: “El sacrificio de la Misa y la adoración eucarística
corroboran, sostienen e incrementan el amor por Jesús y la disponibilidad para
el servicio eclesial”. Carlo también tiene una tierna devoción a la Virgen,
recita fielmente el Rosario y, sintiéndola como Madre amorosa, le dedica sus
renuncias como sacrificios. Este muchacho sociológicamente idéntico a sus
compañeros de colegio es un auténtico testigo de que el Evangelio puede ser
vivido íntegramente incluso por un adolescente. Su breve existencia, orientada
a la meta del encuentro con Cristo, ha sido como una luz que alumbra no sólo el
camino de los que se han cruzado con él, sino también de todos los que
conocerán su historia. Confío plenamente en que esta primera biografía de Carlo
Acutis a cargo del Dr. Nicola Gori, con su reconocida capacidad descriptiva,
ayudará a los adolescentes de hoy, tan problemáticos y condicionados por los
medios de comunicación, a reflexionar sobre el significado de la vida y sobre
los valores evangélicos como plena realización de ésta. Mirando a este adolescente
como a un compañero suyo, que se ha dejado seducir por la amistad de Cristo, y
precisamente por eso ha experimentado una alegría más verdadera, nuestros
muchachos entrarán en contacto con una experiencia de vida que nada ha quitado
a la riqueza de los jóvenes años de la adolescencia, sino que los ha valorizado
aún más. El testimonio evangélico de Carlo no es sólo un estímulo para los
adolescentes de hoy, sino que impulsa a los párrocos, sacerdotes y educadores a
plantearse la validez de la formación que les dan a los chicos de nuestras
comunidades parroquiales y qué hacer para que esta formación sea incisiva y
eficaz. Del Prólogo de S.E. Michelangelo M. Tiribilli
Por Angela Mengis
Palleck (para Vatican News)
Maravilloso, no tenia conocimiento, hasta el día de hoy, que bello ejemplo para los jóvenes del día de hoy que se pierden en el consumismo, en modas que solo los confunde, y también nos refleja la falta de formación CATOLICA, que como padres de familia, ya no importa y que tanta falta nos hace, Y TODOAVIA NOS PREGUNTAMOS PORQUE EL MUNDO ESTA ASI, CUANDO LA RESPUESTA LA TIENES EN TU FAMILIA COMO EDUCAS A TUS HIJOS QUE BASES LES DAMOS, QUE LES INCULCO EN QUE LE HAGO CREER. Que linda experiencia de vida no solo para jóvenes para todos los católicos practicantes y no practicantes espero nos quedemos con algo de toda la riqueza que nos deja el BEATO CARLO ACUTIS. AMEN Y PIDE POR NUESTRA CONVERSION
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