jueves, 1 de noviembre de 2007

FRANCISCO PALAU


"EL AMOR A LOS PRÓJIMOS ES LA CONCRECIÓN DEL AMOR A DIOS"

Francisco Palau cultiva la vida teologal. La oración como ejercicio de la fe, la esperanza y la caridad. Lleva a la práctica la fe en Dios teniendo fe en el hermano; la esperanza en Dios esperando en el hermano; el amor a Dios amando al hermano.

La Experiencia de Francisco (1811-1872 Aytona, Barcelona, España):

Atento a las señales de Dios en la historia y a las necesidades de la Iglesia organiza la Escuela de la Virtud modelo de enseñanza catequética. Su intensa actividad llega a preocupar al Estado que consigue suprimir la Escuela desterrando a Francisco a Ibiza.
En la isla alterna la vida solitaria y la predicación popular. En María descubre la ternura de Dios para con los pequeños y el verdadero rostro de su amada la Iglesia.
Durante noviembre de 1860, se le manifiesta la realidad del misterio de la Iglesia: Dios y los hombres. Ve cómo su vocación está inserta en esa realidad, que se ofrece como ideal, como objeto definitivo de su amor.
Los últimos años de su vida los emplea en un servicio incondicional a la Iglesia que abraza campos muy variados. Alumbró una nueva familia religiosa, el Carmelo Misionero.
A primeros de marzo de 1872, empeñado con su opción de atender a los mas postergados y desposeídos de la sociedad de su tiempo: los contagiados por la peste, viaja para cuidarlos.
Tras breve estancia en Barcelona, viaja, llega enfermo, contagiado por la peste, muere el 20 de marzo de 1872, invocando la presencia de su “Amada la Iglesia.”

En esta ficha te invitamos a recorrer tu propia experiencia de Amor a Dios y a los Prójimos.
“Mírale en este cuerpo que es su Iglesia, llagado y crucificado, indigente, perseguido, despreciado y burlado.”

¿En qué situaciones concretas descubres a Dios a lo largo de estos días de misión?
“Ora a ratos por las necesidades del cuerpo llagado de Jesucristo y ocúpate enteramente en la salvación de los otros”.
¿Cómo es tu experiencia de Iglesia en la comunidad en la que participas? ¿En quienes descubres el Cuerpo llagado de Cristo? Puedes anotar los nombres.

"...ni en la prudencia humana ni en los medios que están a nuestra mano encontramos lo que deseamos, no hay más sino dirigirse a un padre infinitamente bueno y próvido, pedirle y esperar de él solo la salvación, y muchas veces es Dios quien queda con el encargo de abrirnos camino"

Tomate un tiempo para hacer presente estos rostros en tu interior, momentos de alegría y de dolor compartidos, descubre a Jesús en cada uno de ellos, presenta sus realidades al Señor con una pequeña oración.

“Veo yo una cosa y es que Dios, como buen padre, me conduce por la mano y me guía por donde El quiere. Y de ahí es que iré donde no sé y marcharé por allá donde no querré. Dios sabe cuán bien dispuesto estoy para servir a su Iglesia y que en asuntos de su gloria todo lo veo llano y fácil... ¡Cuán bien cuidado está el que se fía de Dios!” (Carta 56).

Francisco luego de reconocer en los hermanos el Cuerpo de Cristo, sabiendo que ellos conforman la Iglesia, Misterio de Comunión, emplea su vida en un servicio incondicional a la Iglesia: Amándola en el silencio de la oración, sirviéndola en los prójimos, defendiéndola ante las persecuciones, atendiéndola en los más pobres, cuidándola en los enfermos, dándola a conocer a través de la predicación y la catequesis.
“No esperemos otra cosa que penas y padecimientos; suframos con valor, padezcamos con generosidad, y seamos fieles a Jesús crucificado” ( Carta 15).¿Cómo empleas tu vida al servicio de la Iglesia? ¿Qué dificultades encuentras?
“Cuanto haces a tus prójimos, lo haces a mí, porque soy ellos y ellos son la Iglesia” ( Relaciones II ).


¿Qué compromiso tomarías para servir a la Iglesia?¿Cuáles son tus talentos que puedes compartir?

La vida de Francisco Palau nos lleva en éxodo de nosotros mismos hacia los hermanos, empeñados en la tarea del Reino: dar vida a toda persona y a la persona toda. La tarea puede parecer inmensa, pero no la ve así quien entiende la humildad y pequeñez del Señor. Tú “ofrécete a cuidarle y prestarle aquellos servicios que estén en tu mano”, lo demás lo hará el Dueño de la mies.

"Dios no obra en el hombre sin el hombre."

Y pasamos a preguntarnos en qué medida sabemos descubrir al otro, cualquiera que sea, como mediación para mí. Esto no es más que el reverso de otra pregunta: ¿aceptas y te vives como mediación para tu prójimo? Precisamente en ese contexto, el de la misión, brotó en el interior de Francisco esta convicción. Con frecuencia la realidad nos interpela con la inmensidad de dolor, de injusticia, en una palabra, de mal que nos rodea. La mirada de una mujer o de un hombre del Espíritu no puede no ver. Si lo hace, puede que surjan preguntas, desconciertos, rebeldía o impotencia. No importa. Ante eso, el P. Palau te invita a ser tú la mano que prolongue la obra de Dios en el mundo. Ser mediación exige tomar partido y complicarse la vida a favor de los que sufren. Sólo así puede ser creíble nuestra fe en el Dios de la Vida y del Amor salvador.
El seguir a Jesús en la misión nos exige entrar en el mundo como lugar que puede y quiere ser salvado, sumergirnos allí donde el dolor y la muerte instauran su reino para llevar signos de vida, signos de Dios. Todo esto y mucho más son pasos para asumir la tarea de hacer visible hoy a Cristo. Los invitamos a volver a reunirse entre todos para finalizar este momento de profundizar en nuestra vida desde la experiencia de Francisco.

Queremos renovar hoy nuestro Sí al Señor con la alegría de ser enviados a la misión. (Cantamos Llamas y me ofreces) Francisco se despide de nosotros: “ “La soledad, alienta, serena el corazón, pero inquieta y compromete la vida. El amor no puede estar en el hombre ocioso”

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