martes, 11 de marzo de 2008

RECUROS ORANTES PARA EL CMS

EL CARMELO MISIONERO SEGLAR DE TUCUMAN SE

PREPARA PARA LA MISION DE PASCUA 2008


Los acompañamos con nuestra oración





ORACION Y CONTEMPLACION

En una ocasión Jesús estaba rezando, y cuando terminó uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a rezar! (Lucas 11,1)
El Señor se iba de noche al cerro y allí pasaba las horas, rostro al Padre. Seguramente esas horas habrán sido de rumia profunda. Y lo que Cristo rumiaba era el actuar de Dios en su pueblo. La realidad que se llamaba:Reino.
Es decir, la manera cómo el Señor Dios su Padre había ido santificando su Nombre en la historia de los hombres. Cómo su voluntad se había ido realizando por esos complicados senderos de la historia de su pueblo y de todos los pueblos. Porque el Padre que estaba en los cielos había estado comprometido con todo lo que estaba pasando aquí en la tierra. Sabía que faltaba el pan; sabía que había ofensas con ofensores y ofendidos. Y que esa realidad no dividía al mundo en dos grupos, sino que era una realidad que haría a todos los hombres. Que todos tenían necesidad de perdonar y de ser perdonados. Sabía que la tentación era una realidad que amenazaba a cada hombre, y que cada hombre necesitaba que Dios Padre interviniera para librarle de la tentación y de las intrigas del maligno.
Allí, en las noches de silencio, en la oración y en la contemplación, Jesús se convertía en minero de la historia y de la naturaleza. Del actuar del Padre que había creado todo lo que hablaba en la noche: los grillos y las estrellas; las majadas en los cerros y la lámpara en la casa; y todo eso otro que pertenece a la vida concreta de los hombres: el ladrón que sorprende al dormido y la novia que no duerme esperando la sorpresa de su amado. Allí Jesús llegaba a la esencia profunda y sencilla de las cosas, y encontraba las imágenes primordiales para hablar del Padre a los hombres sus hermanos.
En el silencio de la noche Jesús escuchaba el lenguaje elemental de las cosas, y a través de él ese lenguaje se hacía palabra y subía al Padre en forma de oración. Y esa oración daba espesor y fuerza vital a sus palabras y a sus imágenes que luego afloraban casi espontáneamente en las parábolas. Y la gente las comprendía.

Porque la gente sencilla reconocía en ese lenguaje sencillo y grávido, el antiguo diálogo de las cosas. Reconocía ese leguaje también escuchado por ellos en su silencio, pero aún no plenamente crecido como para ser captado como mensaje.
Allí, en cambio, en la boca de Jesús, el profundo lenguaje primordial de las realidades simples llegaba a hacerse comprensible. Los hombres comprendían el lenguaje del Señor porque su lenguaje había crecido en el silencio de la oración al Padre, por las noches. De la misma manera que la sangre de la tierra crece hasta pan en el silencio de los trigales. Pan que luego es partido a la madrugada en cada mesa y que es asimilado por los hombres sin dificultad. Porque es el silencio fiel de la tierra llegar hasta el lenguaje comprensible del pan.
Y pienso que es también el silencio contemplativo y fiel de nosotros, los hombres y mujeres de Dios, lo que puede permitir a las cosas y a los acontecimientos llegar a crecer hasta hermanos en las parábolas a la luz del día.
El que tenga ojos para contemplar en la noche, que contemple. Por amor a Dios, a las cosas y a nuestro pueblo.


Mamerto Menapace, osb
























No hay comentarios.:

Publicar un comentario

DEJANOS TU COMENTARIO

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...