Abramos nuestra casa a la Mujer que Jesús nos regala como Madre.
Es en el Carmelo, donde tienen lugar las confidencias con María en un intercambio de amor que nunca acaba, donde se ama y se entrega la vida con los latidos de un corazón común que tiene sabor a familia.
Para una experiencia de Dios y del ser humano, con la audacia que regala el Espíritu para responder en esta hora.
Flor del Carmelo
Vienes a nosotros como una flor y sacas de nosotros el asombro. Te acercas con tu claridad de vida y despiertas en nosotros lo mejor. Tu vida huele a bienaventuranza. Te buscamos y te encontramos metida en el corazón de la vida. ¿Qué pasará si dejamos que tu perfume recorra nuestra interioridad? ¿Qué ocurrirá si exponemos nuestros secretos a la luz de tu mirada? Todo es cuestión de atreverse. Las distancias más largas se acortan cuando damos un paso. Jesús en Ti nos espera y Él es fiel.
Viña florida
Como una danza en los brazos de tu gracia con la música del amor, así eres Tú. Como fruto de la Palabra creadora, que vence la nada y crea el ser, así te presentas a nosotros. Abres caminos de esperanza, ofreces espacios de fiesta en medio de la Iglesia, eres perdón a manos llenas, sinfonía del Reino. Al acercarnos a ti respiramos santidad, porque Dios en ti lo llena todo. Tú despiertas en nosotros la gratuidad más inesperada. Nos muestras a Jesús, el mejor fruto.
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