domingo, 10 de abril de 2016

Icono de Sta Teresa de Ávila

Icono de Santa Teresa de Jesús de Ávila

Realizado en el Monasterio de la Anunciación — Nazaret.

Antes de presentar el icono de S. Teresa de Ávila, es necesario decir algunas palabras sobre los
iconos en general. Estos nacen en Oriente, antes del cisma de In Iglesia. Después de la división la iconografía continúe desarrollándose en las iglesias ortodoxas y más tarde también en las iglesias orientales unidas a Roma. Después de algunas décadas el arte iconográfico se desarrolló también en Occidente coma señal de un retorno a las Fuentes, ya que este formaba parte de la tradición de la Iglesia Una, antes de la división.

Es legítimo pintar los iconos de los santos de la Iglesia Latina, porque la santidad pertenece a la Iglesia Una, pero es necesario respetar la tradición y las reglas de la pintura icnográfica, si uno quiere
pintar un icono y no un cuadro. Ahora bien, si los santos del Oriente tienen numerosos iconos que pueden imitar y a veces también copiar; no sucede lo mismo con los santos occidentales. Se trata aquí de una creación totalmente nueva, ya que no existe un modelo antecedente a imitar.

Realizar un icono de Santa Teresa, la Grande, significa al mismo tiempo inspirarse en la tradición de la iconografía bizantina y transmitir su espiritualidad latina absolutamente única.

La icnografía está lejos del arte naturalista: el icono de un santo no es un retrato físico, sino más bien tiende a expresar la persona transfigurada, o tal como Dios la ha creado, como Dios la ha querido. Se trata de evidenciar, en cuanto es posible, la vida interior del santo o de la santa. Su aspecto físico pasa a un segundo plano. Solo se admiten ciertos rasgos particulares que nos permiten identificar al santo, pero el rostro debe permanecer icnográfico.

En el caso del icono de Santa Teresa, es de notar que el hábito corresponde al que llevaban las carmelitas descalzas de su época, lo mismo se puede decir de las sandalias; pero la manera de representar el hábito no es naturalista: los pliegues son estilizados con juegos de luz y sombra, según las reglas de la iconografía. En efecto, toda la luz brota del interior del icono, sin sombra proyectada del exterior, como si viniese del sol o de una lámpara.

Al centro del icono está Jesucristo, del que Teresa ha tenido visiones, pero aquí se trata de un Cristo transfigurado con su aspecto iconográfico y no tal como lo veía S. Teresa.

A un costado San José, discretamente aparte, no siendo una presencia esencial sin embargo tiene un rol importante, es a él que Teresa. en la oración, le ha confiado la tarea de velar por sus fundaciones.

Toda la escena esta circundada por bastiones como los de Ávila, que al mismo tiempo significan los muros de los monasterios y el muro del "castillo interior", pasaje esencial de la espiritualidad de S. Teresa.

En la parte superior del icono, una mariposa evoca la imagen que Santa Teresa se hacía del alma inmortal.

Al interior del recinto hay un pozo que alimenta la lluvia de la gracia, de manera que se forma un río de esta misma gracia, que corre en dirección al mundo, saliendo por el portón del monasterio. Estas son todas imágenes sacadas de los escritos de la Santa.


Finalmente. Santa Teresa tiene en su mano un rollo de pergamino en el que están escritas algunas palabras de su famoso poema: "Solo Dios basta" (Fuente: ocdnavarra.org)

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