martes, 15 de noviembre de 2011

NUEVAMENTE SANTA TERESA Y EL CONOCIMIENTO PROPIO




(Mucho) se contenta nuestro Señor de que nos conozcamos y procuremos siempre mirar y remirar nuestra pobreza y miseria, y que no tenemos nada que no lo recibamos (M VI, 5,6)




Santa Teresa de Jesús, la santa madre, es insistente  en el tema del conocimiento propio. Recomienda a sus monjas que para hacer el camino de la santidad jamás dejen de lado la tarea de examinar las propias acciones y las actitudes de vida.
Como si entendiera de psicología, supo captar el sentido profundo de nuestra humanidad y la de Cristo, fue capaz de descubrir a un Cristo más humano que divino, el mismo que la inició en la aventura de la Vida Interior
Su fuerza espiritual, gracia de Dios, la hizo capaz de transmitir su propia experiencia para enseñar a otros la importancia de determinarse en este camino de crecimiento espiritual, pero siempre conscientes de la bondad y gratuidad de Dios, a quien debemos todo.
Hoy queremos invitarte a pensar en esta frase suya que anima a hacer un alto en la vida para pensar.


¿Qué significa eso de “mucho se contenta el Señor”?
El contento de Dios tiene que ver con la aprobación de lo que hacemos. Dios se goza en sus criaturas cada vez que nos descubre caminando por sus sendas, lo cual implica ir en sentido de su Voluntad.

“…de que nos conozcamos” sólo quien se conoce va dejando las máscaras de lado para ser más “señor o señora de sí”. ¿Qué significa eso de ser señor/a? el señor es el “dueño”, ser dueño de uno mismo es ser capaz de reconocerse en su pobreza, limitaciones, verdad y asumirlas como tal. Quien es “señor/a de sí” puede controlarse, manejarse, tomar el timón de su vida y decidir de cara a la verdad, de cara a Dios cómo caminar por ella.

“…y procuremos siempre mirar y remirar nuestra pobreza y miseria…” Quien procura mirar y remirar la propia vida ha entendido la insistencia de la santa y ha hecho de esta invitación una decisión de vida. Sabe que no es fácil mirar las propias limitaciones pero lo hace consciente de la “misericordia divina”. Esto se antepone a las críticas y juicios sobre las actitudes de los hermanos/as, es tener un corazón como el de Jesús cuando mira a la mujer pecadora y lo único que ve en ella es su corazón, lleno de miles de cosas que nuestros juicios son incapaces de ver. Para esto sirve la introspección, para no hacer juicios sobre los demás, y en cambio mirando nuestras miserias será más fácil mirar en los otros las virtudes.

“… y que no tenemos nada que no lo recibamos…”  Todo es gracia dice Teresita. Nada de lo que tenemos nos pertenece, “Somos del Señor”, nos dice San Pablo. Sabemos que todo lo recibimos del Señor. Sería vano gloriarnos de nuestras virtudes porque sólo administramos los bienes del Señor.

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