¿Quién es?
Edith Stein
es una de las personalidades del siglo XX que ha dejado una huella imborrable
en el pensamiento filosófico y religioso de nuestro tiempo. Judía de
nacimiento, filosofa por vocación, convertida al catolicismo, carmelita y
mártir son algunos de los títulos que muestran que fue una generosa testigo de
la fe en Cristo y una maestra de vida espiritual para los hombres de hoy.
Por eso te
invitamos estos días a conocer a esta gran mujer testigo privilegiada de las
grandes obras que hace Dios en un corazón, que aun sin saberlo no deja de
buscarle…
En búsqueda apasionada por la verdad:
A los 20
años, Edith, se inscribe en la universidad de Gotinga, atraída por la filosofía
del gran maestro Edmmund Husserl. Es el primer encuentro significativo de otros
que irán “cambiando” su vida. Por ahora
ella apunta a la verdad. Se apasiona por la fenomenología, busca más allá de la
ciencia, la esencia de las cosas; busca un porqué a la vida, a la muerte: tiene
ansia de sentido.
Conoce en
ese tiempo a Max Scheler, filósofo, judío y convertido al catolicismo. Se
siente fascinada por su personalidad. Es él que le hace comprender que se puede
ser judío, científico y católico. Su búsqueda comienza a orientarse hacia
“algo” que vaya más alla de la filosofía y que puede dar respuesta válida a los
interrogantes últimos de su existencia. En el fondo de su alma, busca a Dios.
Años después, ya carmelita, aludiendo a esta experiencia, lo resumía así:
“Quién busca la verdad, consciente o inconscientemente, busca a Dios”.
“En ellos-los reyes magos- vivía un deseo puro de alcanzar la
Verdad, que no se deja contener en las fronteras de las doctrinas y tradiciones
particulares. Puesto que Dios es la verdad y quiere dejarse encontrar por todos
aquellos que le buscan de todo corazón, tarde o temprano tenía que iluminar la
estrella a esos sabios, para indicarles el camino de la Verdad. Y así se
presentan ante la Verdad encarnada, se postran ante ella en profunda adoración
y depositan sus coronas a sus pies, pues todos los tesoros del mundo no son más
que polvo en comparación con ella”
(Fuente: “Edith Stein: una Santa de y para nuestro
tiempo)
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