En este día en que damos gracias por la misión de nuestros
párrocos les dejamos este pensamiento de J.L. Martín Descalzo, que nos invita a
mirar la fragilidad y la grandeza de la vocación sacerdotal.
¡Oremos por nuestros sacerdotes que tanto lo necesitan!
“Me diste el asombro de mi vocación. Ser cura es imposible,
Tú lo sabes. Pero también es maravilloso, yo lo sé. Hoy no tengo el entusiasmo
de los primeros días, pero, por fortuna, no me heacostumbrado aún a decir misa
y aún tiemblo cada vez que confieso. Aún lloro -¿sabes?- leyendo la parábola
del hijo pródigo. Aún -gracias a ti- no puedo decir sin conmoverme esa parte
del Credo que habla de tu pasión y de tu muerte”.
(Fuente: “Carta a Dios”)
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