"Soy una pequeña Ester pobre e insignificante" |
El martirio es un don del Espíritu, y su aceptación no es
fácil. Es un don que comienza con la aceptación amorosa y fiel de las pequeñas
cruces cotidianas, hasta la muerte violenta, no buscada pero si aceptada, que
manifiesta “el amor más grande”.
La Hna Teresa Benedicta de la Cruz, se había preparado
largamente a este momento…ella se entrega
totalmente al Señor, en plena
solidaridad con su pueblo perseguido y sacrificado masivamente…
Edith es consciente de su rol de “mediadora” ante el Dios
misericordioso y su pueblo:
“Soy una pequeña Ester, pobre e impotente, pero el Rey me ha
escogido, es infinitamente grande y misericordioso y eso es un gran consuelo
para mí”.
Mártir, por
lo tanto, como “Hija eminente de Israel y fiel de la Iglesia”, como la saludó
el papa Juan Pablo II, en el día de la canonización.
(Fuente: “Edith Stein: una Santa de y para nuestro
tiempo)
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