Un suspiro...Una oración...

¿Cuál es la oración que más aprecia el Señor? Un zapatero le contaba a un rabino:

-        “No se cómo hacer la oración de la mañana. Los pobres me traen sus zapatos, su único par, al atardecer. No los termino por la noche y he de terminarlos por la mañana, para cuando van al trabajo que los tenga ya preparados. ¿Qué solución debo tomar para hacer la oración de la mañana?”

El rabino le preguntó:

-        “¿Qué hacías hasta ahora?”

-        “A veces hago la oración deprisa y vuelvo al trabajo, pero eso me deja intranquilo. Otras

veces dejo la oración, pero noto que me falta algo. Y otras veces, cada vez que golpeo el zapato mi corazón suspira: ¡Qué desgraciado soy, pues no soy capaz de la mañana!

Y el rabino le respondió:

-        “Si yo fuera Dios, apreciaría más ese suspiro que la oración”.

(Fuente:  “Caminos de Santidad-Ejemplos que edifican” Rafael López Melús)