miércoles, 26 de junio de 2013

Se acerca la Fiesta de la Hermosura del Carmelo ¿Nos preparamos juntos?

Ya nos acercamos a la Fiesta de nuestra Madrecita del Carmelo, por eso te invitamos a preparar junto a nosotras tu corazón para esta fiesta tan hermosa!
María, es la mujer enriquecida con los dones más hermosos de Dios...Pidamosle a ella que nos regale ese hermoso ramillete de virtudes. Y....¡Caminemos juntos hacia la Fiesta!

María, mujer expectante
La verdadera tristeza no es la que sientes cuando, al caer la tarde, vuelves a casa y nadie te espera; es la que te embarga cuando no tienes  ya nada que esperar de la vida.

Y la soledad más negra la sientes no cuando te encuentras con un hogar apagado, sino cuando no quieres encenderlo, ni siquiera para un posible huésped de paso.
Es decir, cuando piensas que para ti ha terminado la música. Que han concluido para siempre los juegos. Que ningún alma viva vendrá a llamar a tu puerta. Que nunca se tendrá la sorpresa alegre de una buena noticia, ni habrá estupor regocijado por algo imprevisto. Que ni siquiera te estremecerá el vendaval doloroso de una tragedia humana, porque, al fin y al cabo, no te queda nadie por quien tengas que preocuparte.

La vida, entonces discurre monótona  hacia una desembocadura a la que nunca llega …

Alimentar expectativas es sentir el gusto por vivir.


Alguien ha dicho que hasta la santidad de una persona se mide por la densidad de sus expectativas. Tal vez es cierto.

Si es así, hay que concluir que María es la más santa de las criaturas, justamente porque toda su vida tiene la cadencia de los ritmos gozosos de quien espera a alguien. Ya el detalle inicial con que la identifica el pincel de Lucas está cargado de expectativas: “prometida de un hombre descendiente de David”.
Es decir, novia.

Nadie deja de intuir a qué situaciones de esperanza y zozobra, alude la palabra que toda mujer oye como preludio de ternuras. Antes aún de que en el Evangelio se pronuncie su nombre, se dice de María que era novia. Virgen expectante. A la expectativa de José. Atenta al crujido de sandalias, cuando caía la tarde y venía a hablarle de sus sueños.

Hasta el último fotograma con que María se despide de la Escritura, la sorprende el objetivo en actitud expectante.


Allí, en la parte superior del Cenáculo, en compañía de los discípulos que esperan la venida del Espíritu. Atentos a su aleteo, al despuntar el día, cuando perfumado de unciones y de santidad, bajaría sobre la Iglesia para señalarle su misión de salvación....

                                                             CONTINUARÁ....

(Fuente: “María, Señora de nuestros días” Antonio Bello)

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