"Para que los
cristianos que sufren la persecución en numerosas regiones del mundo puedan
ser, con su testimonio, profetas del amor de Cristo", es la intención misionera
indicada por el Santo Padre para este mes de septiembre.
El Papa
Francisco, en el Mensaje del Domund de este año, tiene en cuenta también a
todos aquellos que padecen las dificultades y el sufrimiento a causa de su fe:
“Dirijo un pensamiento a los cristianos que, en diversas partes del mundo, se
encuentran en dificultades para profesar abiertamente su fe y ver reconocido el
derecho a vivirla con dignidad.
Ellos son
nuestros hermanos y hermanas, testigos valientes -aún más numerosos que los
mártires de los primeros siglos- que soportan con perseverancia apostólica las
diversas formas de persecución actuales. Muchos también arriesgan su vida para
permanecer fieles al Evangelio de Cristo. Deseo asegurarles que me siento
cercano en la oración a las personas, a las familias y a las comunidades que
sufren violencia e
intolerancia, y les repito las palabras consoladoras de
Jesús: ‘Tened valor: yo he vencido al mundo’.
Benedicto XVI
exhortaba: ‘«Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Tes
3,1): que este Año de la Fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el
Señor, pues solo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de
un amor auténtico y duradero’ (Carta apost. Porta fidei, 15).
Este es mi deseo
para la Jornada Mundial de las Misiones de este año. Bendigo de corazón a los
misioneros y misioneras y a todos los que acompañan y apoyan este compromiso
fundamental de la Iglesia para que el anuncio del Evangelio pueda resonar en
todos los rincones de la Tierra, y nosotros, ministros del Evangelio y
misioneros, experimentaremos ‘la dulce y confortadora alegría de evangelizar’
(Pablo VI, Exhort. apost. Evangelii nuntiandi, 80)”.
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