A principios del siglo XVIII, había en Mendoza una parroquia que estaba dirigida por los padres jesuitas. Cierto día, un matrimonio de la zona, donó a esta Iglesia una imagen de Nuestra Señora del Carmen en el año 1705, que fue instalada en un camarín especialmente diseñado para ella.
Comenzaron a visitarla gente de todo Cuyo y también de Chile. Cuando la Corona española dispuso la orden de expulsión de los jesuitas, esta parroquia pasó a manos de los franciscanos.
Don José de San Martín se presentó allí antes de partir para Chile, en su campaña liberadora para implorarle su protección ante la gran empresa haciendo la promesa de reconocerla como Generala del ejército de los Andes. Luego de ganar las batallas de Chacabuco y Maipú, el general San Martín le entregó su bastón de mando, manifestando: “A la patrona y Generala Nuestra Madre y Señora del Carmen, por la decidida protección que ha prestado al Ejército de los Andes, como testimonio del mando supremo que ella tiene sobre dicho ejército”
Pasado el tiempo se colocaron a los pies de su imagen las banderas de Chile, Perú y Argentina, reafirmando su soberanía sobre los Andes. Y en el día de la Natividad de la Virgen, 8 de septiembre de 1911, se coronó a la Virgen en una solemne ceremonia.
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