jueves, 24 de noviembre de 2011

Experiencia Apostólica

 “¿Como pagaré al Señor, todo el bien que me hizo?” (Salmo 115)
Gabi (novicia) con un niño guaraní
Sí, creo que la antífona de ese salmo resume lo que significó para mí estos dos meses y medio, de experiencia apostólica en la comunidad Nuestra Señora de Itatí, en Panambí, Misiones. ue con tres hermanas: Josefina, María del Carmen y Verónica con las que compartí vida y misión..
Haciendo un recuento de este tiempo, veo que fue poco tiempo pero mucho lo que viví.
A mí me tocó dar una mano en las EFAS, que son escuelas agrarias con un sistema de alternancia, aquí los jóvenes van, quince días internos a la escuela, y otros quince días en sus casas, es la oportunidad que tienen los que viven en el campo de poder terminar la secundaria y con una orientación agraria que les permite mejorar su educación y su trabajo, ya que la mayoría de la gente se ocupa en el campo cultivando tabaco, yerba, té, y viven de eso. En una de las EFAS, trabajaba en la parte de formación cristiana y en educación física. En la otra, que además de ser escuela agraria, tiene la particularidad que es la única escuela de esa modalidad, para los guaraníes, por lo que la educación es bilingüe. Aquí son pocas chicas y daba educación Física. Con este grupo participamos de los “inter-efas”, una experiencia bonita y diferente a lo que estaba acostumbrada. También acompañé a este grupo al campamento de fin de año, otra experiencia rica.
Los guaraníes con su vida me enseñaron lo que es realmente la interacción con la naturaleza, el respeto por la creación, la vida armónica, el amor y respeto familiar.. 
Es lindo ver a los jóvenes, tanto los guaraníes como los misioneros, con deseos de estudiar, de salir adelante.. Ya que por la realidad que viven les cuesta muchísimo estudiar, algunos van a estas escuelas y otros van al secundario básico, pero tienen que hacer un gran esfuerzo, ya que muchos viven lejos de la ruta y se tiene que levantar de madrugada y caminar 4-5km, para alcanzar el cole que pasa por la ruta entre las 6 - 6 :30. El esfuerzo que hacen los jóvenes para estudiar es admirable y digno de imitar. Sucede que en Panambí la mayoría vive en el campo, (colonias le dicen) y estas colonias están varios km para adentro de la ruta asfaltada, en camino de tierra barrosa y colorada, entonces cuando llueve, no pueden salir o se les hace muy difícil.
Hablando de sacrificios, colaboramos con la Hna María del Carmen, que era la organizadora del Primer Congreso Diocesano de Catequesis, una experiencia fuerte de Iglesia, sobre todo desde el testimonio de vida de los catequistas de la diócesis, y de nuestra zona pastoral. (acá viene lo del sacrificio) Lo admirable es que estos catequistas muchos viven lejos de sus capillas, y cada sábado deben caminar 3,4 km para ir a dar catequesis. Y el día anterior al Congreso, llovió como nunca.. casi todos pensamos, la gente de las colonias, no van a venir, no van a poder salir.. y sucedió al revés.. hicieron el esfuerzo, caminaron bajo la lluvia, en el barro, y llegaron.. para mí testimonio de fidelidad, de fortaleza, de entrega y mas admirable aun sus ganas de formarse, de aprender.
En la parroquia, acompañe a los animadores de Infancia Misionera, preparando algunas jornaditas de formación, también aquí jóvenes con ganas de darse, de aprender.. tan lindos.. acompañé también, al grupo de jóvenes que recién empezaba.. muy lindo!!

Y por ultimo, acompañaba a la hermana Josefina a los espacios de la radio, la Hna Josefina tiene 83 años, y admiro sus ganas de seguir anunciando a Jesús. Ella visita a los enfermos, va a la radio, ayuda en la secretaria parroquial y da catequesis para adultos, además de sus compromisos comunitarios, misionera de cuerpo entero!!.. Bueno, en realidad todas las hermanas me han dado testimonio de compromiso y servicio misionero, como así de mujeres orantes y fraternas, pero si voy con cada una,.. los voy a aburrir!!
Que mas puedo decir? este tiempo que en la formación del noviciado, llamamos “experiencia apostólica”, es tiempo fuerte de discernimiento, es vivir la vida de las Carmelitas Misioneras, al estilo de las Carmelitas Misioneras, y con las Carmelitas Misioneras, como una hermana más y puedo decir con certeza, que me ha servido para confirmar mi deseo gastar la vida al servicio de Dios y los prójimos, como Francisco Palau.
Gabriela Barría

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