lunes, 22 de octubre de 2012

¿A qué nos desafía el año de la fe a nosotros como misioneros? I Parte


“La Iglesia en su conjunto, y en ella sus pastores, como Cristo han de ponerse en camino para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da la vida, y la vida en plenitud”. Sucede hoy con frecuencia que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales, culturales y políticas de su compromiso, al mismo tiempo que siguen considerando la fe como un presupuesto obvio de la vida común. De hecho, este presupuesto no sólo no aparece como tal, sino que incluso con frecuencia es negado. Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas. (CARTA APOSTÓLICA "PORTA FIDEI").


Uno de los grandes desafíos que tenemos en la actualidad tiene que ver con los procesos de fe deficitarios en algunos casos y en otros nulo, esto lo palpamos en las catequesis de nuestras comunidades, donde como lo afirmaba Juan Pablo II es necesario “evangelizar al bautizado”, en una zona donde hay un alto porcentaje de personas bautizadas, sin embargo, poco evangelizadas.
La crisis de fe afecta nuestras familias de muchas y variadas formas, quienes en muchas ocasiones caen presas del desánimo, la desesperanza, la superchería, la superstición. Pero la luz es más poderosa que la oscuridad y aún queda reservas de fe en la religiosidad popular de nuestra gente, en sus altares domésticos, peregrinaciones, la promesa, entre otros tal como lo afirma el Documento Conclusivo de la V° CELAM en Aparecida.

(Fuente: “Encuentro Regional de grupos misioneros del NEA” Alejandro Lazovich)

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