¿Alguna vez observaste qué pensas, qué decís, cómo actuas,
cómo es tu carácter? ¿Alguna vez te pusiste a pensar que tus pensamientos
marcan tus palabras, que tus palabras marcan tus actos…y así hasta llegar a tu
destino?.
Generalmente, nos detenemos a reflexionar en nuestras
palabras después de haber ocasionado algo con ellas. Bueno o malo.
Sólo cuando sucede algo inesperado nos detenemos a preguntar
¿Por qué me sucedió esto a mí?¿Acaso fue tan grave lo que dije?
La palabra es mágica. La palabra es sagrada. La palabra
construye. La palabra destruye.
Una palabra basta para hacer feliz a alguien. Una palabra
basta para construir o destruir cualquier relación. Una palabra es suficiente
para herir profundamente.
Existe un tremendo poder en la palabra. Son el cimiento de
lo que creamos en nuestra vida día a día.
¿Cuáles son tus palabras al despertarte?¿Te quejas porque
tenés que ir a la escuela o el trabajo?¿Todos los
días recordas y haces un
listado de tus dolores físicos?.
Seguramente, te resultará familiar algunas de las siguientes
frases: “Ah, otro día más”, “uf! es lunes, ojalá fuera viernes”, “qué horror
hace calor!”, te miras al espejo y decís:”estoy gorda”, “una arruga más”, “las
manchas de la piel no se fueron”, etc. Este mensaje negativo te acompañará
durante todo el día, dormirá con vos, aparecerá en tus sueños, para amanecer al
día siguiente más grande y fortalecido.
Nuestro reto debe ser emprender un viaje a nuestro interior,
observar nuestros pensamientos y adoptar actitudes e incorporar palabras o
afirmaciones positivas a nuestro vocabulario. Así comenzaremos a dejar de vivir
inconformes con nuestra historia.
A partir de este momento, la observación de nuestros
pensamientos y nuestras palabras debe ser una práctica permanente.
Luego de hacernos responsables de nuestras palabras, nos
haremos responsables de nuestros actos y de todo lo somos capaces de atraer. ¿Por
qué culpar al otro de todo lo que nos sucede?.
Debemos darnos cuenta de que atraemos hacia nosotros la
mayoría de las cosas que nos suceden.
“Observa tus pensamientos convertirse en tus palabras.Observa tus palabras convertirse en tus actos.Observa tus actos convertirse en tus hábitosObserva tus hábitos convertirse en tu carácter.Observa tu carácter convertirse en tu destino”
(Fuente:
blogsdelagente.com)
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