“Hay una llamada a sufrir con Cristo y, a través de ese dolor, a colaborar en su obra redentora. Si estamos unidos al Señor, somos miembros del Cuerpo místico de Cristo. Cristo sigue viviendo en sus miembros y sufre con ellos. Y el sufrimiento soportado en unión con el Señor es un sufrimiento insertado en la gran obra de la redención. Por eso es fructífero.” (Edith Stein o Teresa Benedicta de la Cruz)
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