Ayer compartimos con ustedes un cuento sobre el
discernimiento que invitaba a mirar lo que crece en la vida de cada uno, a
discernir cuáles son los brotes de vida nueva, los signos de los tiempos que
nos aseguran que la nube con el agüita fresca de Dios, a pesar de la sequía que
pueda haber en nuestras vidas, siempre llega a tiempo para regar y dar fuerza a
la tierra.
¿Pero qué es el
discernimiento? ¿Por qué el Sínodo de los jóvenes lo vio como algo tan
necesario para el caminar de la Iglesia joven hoy? ¿Es solo para aquellos que
se preguntan si Dios los llama a ser monjas y curas, o es para todo cristiano?
En estos días les iremos dejando algunas pistas que pueden
servirnos para nuestro camino de seguimiento cotidiano con algunas actividades concretas para que puedas hacer.
Pista # 1: Una mirada contemplativa y una escucha atenta.
Discernir significa separar, seleccionar; después de un
serio examen, elegir, decidir, percibir las cosas con cierta claridad, optar y
comprometer la vida en eso. Por eso en
términos generales podemos decir que el discernimiento requiere una mirada
amplia y a la vez una contemplación consciente de los signos que nos va
mostrando Dios, estando siempre a la escucha de su Palabra.
Aquí también debemos afirmar que el discernimiento es para
todos. Cada uno de nosotros en
diferentes momentos de su vida, está invitado a buscar
con mayor fuerza lo que Dios quiere, a tomar decisiones que cambiaran el curso
de nuestro camino, a leer y decodificar
los mensajes que Dios nos va dando, a descubrir lo que Dios nos llama a ser y
hacer.
Para Teresita del Niño Jesús “La perfección consiste en ser
lo que Dios quiere que seamos” (Historia de un alma) y para eso hay que
aprender a escuchar, a mirar con los ojos y oídos de la fe, en el silencio y en
la rumia serena de la Palabra y de los signos de los tiempos.
Tomate 5 minutos…
En este día trata de hacer un alto en el camino
(contemplando la naturaleza, ante el Sagrario, en lo secreto de tu habitación,
volviendo a pasar por la mente y el corazón alguna situación) y pregúntate ¿Por
dónde ha pasado hoy Dios en mi vida? ¿Qué me ha dicho? ¿Qué me invitó a mirar,
a descubrir, a acoger?
Quédate en silencio dejando que Él pase como brisa suave …
CM
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