sábado, 25 de abril de 2009

DOMINGO 26: III DOMINGO DE PASCUA

PRIMERA LECTURA
Hech 3, 13-15. 17-19
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
En aquellos días, Pedro dijo al pueblo: "El Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, el Dios de nuestros padres, glorificó a su servidor Jesús, a quien ustedes entregaron, renegando de él delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerlo en libertad. Ustedes renegaron del Santo y del Justo, y pidiendo como una gracia la liberación de un homicida, mataron al autor de la vida. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes obraron por ignorancia, lo mismo que sus jefes. Pero así, Dios cumplió lo que había anunciado por medio de todos los profetas: que su Mesías debía padecer. Por lo tanto, hagan penitencia y conviértanse, para que sus pecados sean perdonados".
Palabra de Dios.


COMENTARIO
La vida y la muerte de Jesús dan cumplimiento a las profecías. Los profetas habían denunciado cuando el pueblo se olvidaba de Dios y lo rechazaba. Los seguidores de Jesús vieron que el rechazo y la condena de parte de los jefes religiosos hacia Jesús confirmaban las denuncias que tantas veces hicieron los profetas. Pero aquellos profetas también anunciaban el perdón de Dios y la nueva vida. Y esta nueva vida llega con la resurrección de Jesús.

SALMO
Sal 4, 2. 4. 7. 9
R. Muéstranos, Señor, la luz de tu rostro. O bien: Aleluya.
Respóndeme cuando te invoco, Dios, mi defensor, tú, que en la angustia me diste un desahogo: ten piedad de mí y escucha mi oración. R.
Sepan que el Señor hizo maravillas por su amigo: Él me escucha siempre que lo invoco. Hay muchos que preguntan: "¿Quién nos mostrará la felicidad, si la luz de tu rostro, Señor, se ha alejado de nosotros?". R.
Me acuesto en paz y en seguida me duermo, porque sólo tú, Señor, aseguras mi descanso. R.


SEGUNDA LECTURA
1Jn 2, 1-5a
Lectura de la primera carta de san Juan.
Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo. Él es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. La señal de que lo conocemos, es que cumplimos sus mandamientos. El que dice: "Yo lo conozco", y no cumple sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado verdaderamente a su plenitud.
Palabra de Dios.


COMENTARIO
Con su muerte y resurrección, Jesucristo ha vencido a la muerte y al pecado. Sin embargo, todavía pecamos. La carta nos exhorta a confiar en el poder redentor de Jesucristo. Por él, el Padre otorga el perdón al mundo entero.

EVANGELIO
Lc 24, 35-48
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Los discípulos, que retornaron de Emaús a Jerusalén, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo". Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?". Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos. Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos". Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto".
Palabra del Señor.

COMENTARIO
"Como las mujeres que habían corrido por la mañana, los dos discípulos de Emaús corren de regreso para Jerusalén para anunciar a los apóstoles la novedad. Esta vez ellos ya saben todo: 'El Señor resucitó y se apareció a Simón'. Entonces, ¿por qué cuando Jesús aparece de nuevo en medio de ellos, deseándoles la paz, quedan espantados y con miedo? '¿Por qué se turban, y por qué se suscitan dudas?'. No basta proclamar de boca para afuera nuestra fe en Cristo resucitado. Puede ser solamente una 'idea' que no combina con la práctica de nuestra vida. La mesa y el pan, una vez más, son signos verdaderos de nuestra fe. '¿Tienen aquí algo para comer?' En Emaús él dio el pan, ahora él lo pide a nosotros. Quiere que pongamos en práctica lo que él nos enseñó. Así es cuando van a quedar claras las palabras de Jesús y las palabras de la Escritura. Repartir el pan, aunque esto nos conduzca a la muerte, es el camino de la vida que debe ser anunciado a todos con la fuerza del Espíritu Santo" (Sandro Gallazi, Pues yo estoy en medio de ustedes, Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana nro. 44).
Fuente: San Pablo on line

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