Queridos/as amigos/as
Las CM queremos compartir con ustedes la experiencia de la Misión
Juvenil, en Vinchina, La Rioja.
Llegamos el día 2 las Hnas. Mercedes
(Cinco Saltos-Río Negro), Ma. Eugenia (Wilde-Bs. As) y Ma. José (Barreal-San
Juan), para preparar la casa para la llegada de los misioneros de Jujuy y
Córdoba. Nos esperaba el P. Miguel Ángel Sosa, párroco del lugar, con unos
ricos mates para compartirnos la realidad de la Pquia.
Vinchina, es un pueblo muy alejado de la capital a casi 400
km, de unos 4.000 habitantes, ubicado entre la precordillera y el cordón
montañoso de Famatina. Entre la gente se respira una profunda religiosidad
popular, que se manifiesta en la devoción a Ntra. Sra. de Andacollo, San
Nicolás, Sta. Lucia, entre otros santos.
El Padre Miguel nos decía que el pueblo necesita una
renovación en su vida eclesial, y nos invitó a animar a la gente para ir construyendo
juntos "La comunidad de comunidades": LA IGLESIA. Nos encomendó un
Barrio llamado el Troyano, que distaba a 8 Km de la Capilla y que durante los
días de misión sería nuestra "casa", prefirió ese lugar porque es un
barrio grande y al que él no había podido llegar aun, ya que lleva cinco meses
allí.
El día 3 al medio día y con bastante calor, llegaron 3 misioneros
de Córdoba, acompañados por Federico, postulante Carmelita Descalzo; y por la
tarde después de perderse por los cerros bellísimos de La Rioja, llegaron los
18 misioneros de Jujuy, acompañados por Hna. Ma. del Carmen.
En la noche el grupo estaba completo, éramos 26 misioneros,
y comenzamos el trabajo; primero
dividiéndonos en grupos de visitas y servicios, y luego cada uno se anotó en el
área en que quería trabajar: niños, jóvenes y adultos.
LA MISIÓN
Durante la
semana de Misión, por la mañana compartíamos la oración que estaba animada por
los diferentes grupos siempre en torno a la Palabra, y también la Eucaristía
que daba fuerzas a nuestro caminar misionero.
Tuvimos charlas formativas a las que llamamos "El
Taller del Maestro" a cargo de las Hnas y Federico, sobre la oración, la
fraternidad y la misión; en esos espacios hubo tiempos para orar a solas , para
pasar por el corazón y quedarse allí con el Maestro.
Por la tarde comenzábamos las visitas a las casas, salíamos
tempranito por que teníamos un largo rato de caminata, pero como regalo de Dios
la mayoría de los días a la hora que salíamos se nublaba, "la nube de
Dios" acompañaba a sus misioneros. La gente es muy sencilla, un poco tímida,
pero acogedora. Hubo familias que no nos recibieron, pero sabemos que la labor
misionera es así.
Después de las visitas, en la tardecita, comenzábamos los
encuentros por niveles: niños, jóvenes y adultos. Cada uno asumió con
responsabilidad y creatividad esta misión, poniendo lo mejor de sí y
descubriendo dones que no conocía.
Por la noche regresábamos juntos caminando, para compartir
la cena, la charla fraterna, y el encuentro personal con Jesús. Volvíamos a
poner la mirada en Él para decirle al final del día: "¡Mi barca es
tuya!".
Todos al finalizar la misión nos hicimos eco del lema de
este año: "Jesús, mi barca es tuya", en la experiencia personal
con el Maestro, en las visitas a las casas donde también no paraba de
hablarnos, y en la vivencia de la fraternidad en la comunidad misionera.
Regresamos a casa con el deseo de decirle cada día: Jesús,
mi barca es tuya, y con el compromiso de orar por la comunidad de Vinchina y
por cada uno de nuestros hnos misioneros.
¡Gracias a tod@s lo que nos han colaborado con su ayuda
material y su oración!
¡Gracias, Jesús, por lo que hacés en los corazones generosos
que deciden entregarte su barca!
HOLA
ResponderBorrarMuy bonita misión, continúen evangelizando con esa alegría que las caracteriza. Las felicitamos y oraremos por ustedes, sus amigos de la Comunidad Laical Casa de la Juventud-Trujillo/Perú.