"En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés.
Uno pregunta al otro:
-¿Tú crees en la vida después
del parto?
- Claro que sí. Algo debe existir
después del parto. Tal vez estemos aquí porque necesitamos prepararnos para lo
que seremos más tarde.
- ¡Tonterías! No hay vida
después del parto. ¿Cómo sería esa vida?
- No lo sé pero seguramente...
habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y nos
alimentemos por la boca.
- ¡Eso es absurdo! Caminar es
imposible. ¿Y comer por la boca? ¡Eso es ridículo! El cordón umbilical es por
donde nos alimentamos. Yo te digo una cosa: la vida después del parto está
excluida. El cordón umbilical es demasiado corto.
- Pues yo creo que debe haber
algo. Y tal vez sea sólo un poco distinto a lo que estamos acostumbrados a
tener aquí.
- Pero nadie ha vuelto nunca del
más allá, después del parto. El parto es el final de la vida. Y a fin de cuentas,
la vida no es más que una angustiosa existencia en la oscuridad que no lleva a
nada.
- Bueno, yo no sé exactamente
cómo será después del parto, pero seguro que veremos a mamá y ella nos cuidará.
- ¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y
dónde crees tú que está ella?
- ¿Dónde? ¡En todo nuestro
alrededor! En ella y a través de ella es como vivimos. Sin ella todo este mundo
no existiría.
- ¡Pues yo no me lo creo! Nunca
he visto a mamá, por lo tanto, es lógico que no exista.
- Bueno, pero a veces, cuando
estamos en silencio, tú puedes oírla cantando o sentir cómo acaricia nuestro
mundo. ¿Sabes?... Yo pienso que hay una vida real que nos espera y que ahora
solamente estamos preparándonos para ella..."
(Atribuido a Henry J. M. Nouwen)
REFLEXIONEMOS
Esta parábola se asemeja a la vida misma, nosotros somos esos gemelos que se preguntan qué pasará después de esta vida aquí. Uno de ellos tiene mucha esperanza en el más allá y se siente inmerso en el amor de la madre, que para nosotros es Dios, San Pablo dice "en Dios vivimos, nos movemos y existimos"; y el otro es muy escéptico, necesita pruebas que avalen su pensamiento, si existe una madre (para nosotros "Dios") entonces debe dejarse ver.
Estamos gestándonos en el seno de este mundo, la tierra está preñada de nosotros y espera ansiosa el día de la revelación. Llegará el día en que se manifieste el Señor y los cielos nuevos y la tierra nueva. Mientras tanto debemos prepararnos para que nos encuentre listos, dispuestos y en camino de santidad
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