Juana Gratias soñó siempre con una vida serena, dedicada a la contemplación divina en el
retiro conventual junto con otras almas animadas por el mismo ideal. Nunca
renunció a lo que sentía como vocación. Luchó a lo largo de su existencia por
realizar sus deseos, pero no siempre lo consiguió. Los avatares en los que se
vio envuelta cortaron una y otra vez sus ilusiones. Más que saborear la plácida
serenidad de la vida contemplativa, puso todo su empeño en conseguirlo.. Apenas
lograba iniciar su propósito, un contratiempo, ajeno a su voluntad, le colocaba
de nuevo en la búsqueda de la meta ansiada.
Logros y fracasos se alternaron sin descanso en su lucha por
asentarse definitivamente en el remanso de una comunidad religiosa. Su destino
se convirtió en un tejer y destejer los hilos por los que le llevaba la
Providencia, siempre guiada por su mentor espiritual, Francisco Palau. En más
de una ocasión, sintió que se le cerraba el horizonte sin saber la senda a
seguir. En las horas más difíciles
sacó fuerzas para no desfallecer y
mantenerse fiel al compromiso asumido ante Dios y ante su Director Espiritual.
Después de muchos años de luchas y esfuerzos, consiguió
reavivar y consolidar el legado material y espiritual heredado de Francisco
Palau. Cuando, al fin, parecía estar todo a salvo y podría vivir serenamente
sus últimos años en una fraterna comunidad Palautiana, se abatía sobre ella la
prueba más dura: su exclusión de la familia por ella recreada. Revivió en ella
la misma experiencia del Fundador, al ser expulsado violentamente del claustro
conventual de Barcelona. Trató, como él, de mantenerse fiel a su vocación de
Terciaria Carmelita de la Virgen del Carmen y Santa Teresa.
La recíproca fidelidad que estaba sellada con pacto desde el
lejano 1846, se mantuvo intacta de por vida. Nadie entre los hijos e hijas
espirituales del Beato Francisco Palau posee tantos avales como Juana Gratias
para ser considerada como la colaboradora permanente y decisiva. Cada uno puede
bautizar esta indudable realidad como le plazca. El vocabulario de la vida
consagrada está ahora sujeto, como lo ha estado siempre, a merced de los avatares y cambios de la
historia. Lo cierto es que Juana Gratias fue paradigma de compromiso y fidelidad.
Autor: Eulogio Pacho,
ocd
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