Pista # 4: Apertura al Espíritu Santo.
El discernimiento es
un conocimiento íntimo de la acción de
Dios en el propio corazón, a veces con mucha claridad y otras en medio de la
noche con el corazón lanzado a la aventura de su amor.
Para emprender este camino de conocimiento íntimo es
necesaria una total apertura a la acción del Espíritu Santo que, porque como afirmó Jesús, “el Padre lo enviará en su nombre y él nos lo
enseñará todo” (Cf. Jn 14,26). Por eso hay que pedir al Espíritu Santo de Dios
que conduzca toda nuestra vida y decisiones a Aquel que es nuestra Fuente y
nuestro Fin…
“Me conduces igual que una mano materna y si me dejas libre,
no sabría dar ni un paso. Tú eres el espacio que envuelve todo mi ser y lo
encierra en sí, abandonado de ti cae en el abismo de la nada, donde tú lo
elevas al Ser” (Poema de Edith Stein para Pentecostés de 1937).
Tomate 5 minutos…
Rezá el “Veni Creator” pidiéndole al Espíritu que te guíe y
sea tu Maestro interior.
CM
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