No se puede negar el inmenso bien que significan unos buenos
abuelos para sus nietos. Quienes hemos tenido esta experiencia sólo podemos
hablar satisfechos de lo mucho que hemos recibido de sus manos.
Si traemos a la memoria lo vivido con ellos, no podemos
evitar el esbozo de una sonrisa marcada por el cariño, la ternura, los abrazos,
los juegos, las conversaciones, y los momentos compartidos a su lado.
Los abuelos tienen eso mágico, eso de la gracia de Dios que calma
el llanto, consintiendo tus gustos, escuchando tus conversaciones como si se
tratara de temas de gran magnitud, y aún más, son capaces de darle la mayor
difusión posible, al punto de hacerte sentir realmente “importante”. Esos son
los abuelos, un sinfín de gestos de cariño que te sorprenden a cada paso.
Pensemos en los días de visita, se ilumina tu día y jornada,
el corazón rebosa de gozo con el sólo
hecho de saber que los vas a ver… Pensemos
en los días durmiendo en su casa, jamás tus padres harían por vos todo lo que
ellos son capaces de hacer, cocinarte a deshora, cebarte unos mates tibios para
que no te quemes, cuidarte como si tu vida fuera de puro cristal y fino, etc. Y
qué decir de los años escolares, su presencia en los actos patrios, y su
orgullo al escucharte cantando, recitando una poesía, bailando un minué y hasta
ofreciendo empanaditas calientes con el carbón en la cara para el 25 de mayo,
nada de eso tiene precio, y el hecho de tenerlos como principales invitados y
espectadores hinchaba tu pecho de alegría.
Luego el tiempo de adolescente, si tus padres se tornaban
pesados en recomendaciones y cuidados, los abuelos se tornaban en paciencia,
ternura, atención amorosa y constante en un callado respeto que sólo se rompía
cuando te derretías ante sus miradas de amor y preocupación les contabas tus secretos.
Y quien llegó a tenerlos de adultos, quien tuvo la oportunidad
de cuidarlos, disfrutar de la sabiduría que trae la experiencia y hasta de
aceptarlos en sus limitaciones orgullosos de sus muchas hazañas, sabe que los
abuelos siempre han sido un regalo de Dios.
Los abuelos, siempre han marcado una diferencia en la vida,
han sido puente de dos generaciones, la tuya y la de tus padres, han amado con
tal intensidad que el día en que te han faltado te has ahogado en un profundo
llanto de egoísmo, que cuestionaba a Dios el hecho de no contar más con ese
amor incondicional y único que sólo ellos supieron darte.
Por eso, un día como hoy, en que recordás el valor de los
abuelos, el concepto se aclara cuando pensás en todo lo vivido con ellos y das
gracias al Señor por haberte elegido para regalarte los abuelos que te tocó.
Mis abuelos fueron así, ahora yo me pregunto ¿Cómo habrán
sido los abuelos de Jesús?...
Hna Silvia,cm
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